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Principios para una ‘escuela de los commons’

1. ¿Por qué los commons?

La actual crisis económica ha contribuido al cuestionamiento social tanto de los modelos de producción hegemónicos como de los protocolos de gestión de recursos públicos y privados. Las alarmas provocadas por el capital financiero no han hecho más que redundar sobre las problemáticas asociadas a un sistema de mercado que muestra claras limitaciones para funcionar bajo principios de justicia social. Esta crisis económica se encuentra articulada con una crisis político/institucional, crisis ecológica, así como una profunda crisis de lo estatal/público. Podemos entonces considerar que estamos frente a una crisis sistémica o cambio de época. Es en ese escenario en el que es preciso plantear procesos de innovación social, económica y política acordes con la necesidad de transformar la realidad actual. Es en este mismo punto de inflexión donde las perspectivas estrictamente estatal/públicas y lo mercantil/privadas, se muestran incapaces de responder a las múltiples y crecientes demandas sociales así como de comprender procesos políticos que no se adaptan a sus formas de hacer. La dicotomía estatal/mercantil se ha visto atravesada por una serie de prácticas de matriz distinta, con una larga trayectoria histórica que han repuntado y están tomando especial protagonismo. Propulsando este contexto de cambio, están emergiendo modelos de autorganización y de gestión de bienes comunes por parte de comunidades con capacidad para generar valor público con su actividad. La capacidad productiva y de autorganización del cuerpo social, aquella que durante mucho tiempo se tildó de ineficaz o de insostenible, va tomando hoy un papel principal en un espacio abierto a la experimentación.

Los commons, aquellos procesos y recursos que no funcionan bajo la lógica de la propiedad mercantil/privada ni bajo la jerarquía estatal, son hoy motivo de estudio y de experimentación por parte de muchos organismos, colectivos sociales y comunidades locales. Traducidos como procomún o bienes comunes, los commons definen y determinan todos aquellos bienes que pueden ser utilizados por los miembros de las distintas comunidades específicas. Pueden ser parte del procomún tanto recursos tangibles (bosques, tierras, plazas, huertos) como bienes intangibles (software, conocimientos, información), entes sociales (democracia) o naturales (fondos marinos, recursos hídricos, genoma), siempre y cuando la gestión de los mismos sea pública y colectiva y no pertenezcan o estén gestionados exclusivamente por entidades mercantil/privadas. La “tragedia de los comunes” que Garrett Hardin anunció décadas atrás, ha sido ampliamente cuestionada y superada tanto por el trabajo analítico y empírico de diversos autores y autoras (Ostrom, Benkler, Bollier), como por la fuerte emergencia y la viabilidad de prácticas y nuevas instituciones que se caracterizan por trabajar bajo regímenes de gestión comunal. La continuidad y resiliencia de prácticas ancestrales de muchas comunidades que gestionan recursos materiales, así como los proyectos que se han desarrollado gracias a movimientos como el software libre, han servido de inspiración para multitud de procesos de producción comunitaria. Una filosofía que durante diferentes épocas ha permanecido invisibilizada pero que constituye una parte natural y fundamental de la producción social.

Frente al paradigma de crisis actual, creemos que los commons pueden plantear soluciones a la inestabilidad social provocada tanto por la ineficacia y adelgazamiento de lo que ha venido confundiendo lo estatal con lo público, como por la tendencia a reducir la iniciativa social a lo estrictamente privado y mercantil. Entendemos los commons como un espacio de transformación y de cambio hacia un modelo social más justo y sostenible. Un modelo en el que lo público recupere un espacio propio, expresión de la capacidad colectiva para asumir y afrontar problemas comunes, sin lógicas de monopolización por parte de los poderes e instituciones públicas.


2. ¿Por qué una escuela de los commons?

Creemos que los commons contienen en su interior muchas de las claves para trasladarnos a un modelo social sostenible basado en principios de justicia social. Consideramos que frente a un modelo social que ha centrado el debate sobre el papel y las soluciones que pueden aportar las lógicas dicotómicas de público/estatal o de privado/mercantil y que ha tomado la figura del sujeto o individuo liberal como actor principal, lo común aparece hoy como un espacio de transformación desde el que repensar estas categorías y transferir el protagonismo a la capacidad de autogestión del cuerpo social en su conjunto. Estas mismas reflexiones se nos plantean en el camino de instituir una escuela de los commons. La propia noción de escuela, lugar desde el que generar, difundir y sistematizar el conocimiento colectivo, también debe verse atravesada por la lógica de los commons. Creyendo que el ámbito educativo debe verse afectado por los principios de transparencia, equidad y cooperación que se han ido trazando en el rumbo de las prácticas comunales. Queremos construir un modelo de escuela cuya arquitectura operativa, sus formas de gestionar la información, saberes y modos de hacer, así como las metodologías y formatos de producción y difusión del conocimiento, estén sedimentados desde las prácticas y experiencias de la gestión comunal.

Plantear hoy el conocimiento y la educación como recursos comunales, como espacios a ser gestionados de tal manera que beneficien a lo colectivo y que no sean cercados por lo privado o burocratizados por lo público, ya nos parece un objetivo en sí mismo. La escuela de los commons ha de servir para situar el debate respecto a la propiedad del conocimiento y la necesidad de comprenderlo como un recurso público. Es interesante ver que en nuestro contexto inmediato, tanto las experiencias prácticas como proyectos de investigación de corte más teórico, los commons han estado más presentes fuera que dentro del espacio académico. Es por ese motivo que creemos importante aliar el espacio educativo institucional con los agentes y procesos de investigación que se están desarrollando fuera de esta esfera. Articular espacios de formación reglada con espacios de formación no reglada es hoy una prioridad que puede ayudar a fomentar procesos de innovación en ambas esferas. El ámbito académico puede ofrecer recursos, legitimidad pública, conocimiento sistematizado, capital cultural y simbólico. Las experiencias comunales nacidas en el seno de la producción social pueden ofrecer a la institución educativa modelos horizontales de gestión de los recursos, contacto con las agendas y necesidades sociales, conocimiento situado, protocolos de producción entre pares y de transparencia, legitimidad social. Pero no queremos centrar nuestro objetivo en un mero intercambio de recursos o trayectorias. El objetivo ha de pasar por la experimentación de modelos híbridos, donde el total sea más que la suma de las partes, donde el know how de uno y otro contexto pueda desarrollarse en paralelo o colisionar para poner en crisis nuestros presupuestos iniciales y crear modelos nuevos de producción y difusión del conocimiento. Queremos diseñar una escuela donde tanto puedan desarrollarse metodologías basadas en el P2P como formatos de aprendizaje más tradicionales bajo los que difundir el conocimiento a usuarios o perfiles menos habituados a la filosofía de los commons.

Las diferentes acciones que se puedan desarrollar desde la ‘escuela de los commons’ (formación reglada y no reglada, investigación académica y no-académica, servicios de consultoría mutua, incubadora de proyectos o espacio de difusión y transferencia entre experiencias ya existentes) pueden ayudar a pensar la propia escuela como un recurso económicamente sostenible que pueda abastecer a su comunidad y a las comunidades afines que se sumen a la experiencia.

Entendemos que, si bien partimos de una serie de preceptos bajo los que operar, el propio trayecto nos irá trasladando esquemas y retos que nos ayudarán a replantear muchas de las ideas iniciales. Planteamos estos principios como un work in progress que se irán alimentado y transformando en su diálogo con iniciativas, agentes y organismos que quieran colaborar en su desarrollo.